La pandemia por la COVID-19 ha sido una de las fuerzas más disruptivas en la historia de las redes de banda ancha. De la noche a la mañana, millones de personas comenzaron a realizar videoconferencias, trabajar a distancia y asistir a clases virtuales a todas horas. En unas pocas semanas, los periodos pico de uso aumentaron de cuatro horas al día a dieciocho, y la demanda promedio de los hogares aumentó, especialmente en el upstream. En todo el mundo, los operadores tuvieron que lidiar con picos en el consumo de ancho de banda nunca antes vistos, además de horas pico prolongadas.
Pero, de acuerdo con nuestro reporte, en mayo del año pasado el internet todavía funcionaba, en gran parte fue gracias a las inversiones preventivas de los operadores en infraestructura de red. Al prepararse para un futuro de velocidades más rápidas y servicios más avanzados, los operadores habían construido suficiente margen en sus redes como para enfrentar lo peor de la demanda derivada por la pandemia.
En el otoño, la pandemia volvió a surgir después de una pausa de verano. Las demandas de ancho de banda ancha también aumentaron, superando los picos de primavera anteriores. A medida que llegamos al año desde que inició la crisis sanitaria, descubrimos que este aumento de otoño-invierno ha sido una carga menor para los operadores proactivos que continuaron invirtiendo en sus redes de banda ancha. Estaban incluso mejor preparados que en primavera. Y estos operadores están en la mejor posición para gestionar la creciente demanda de red en el futuro. Además de esta ventaja de operador proactivo, hemos identificado varios patrones emergentes en las tendencias de redes de banda ancha de la era pandémica.
Nuestra encuesta anual sobre el consumo de ancho de banda por parte de los suscriptores mostró que el upstream tuvo un crecimiento mayor que el downstream. Durante años, el consumo de ancho de banda downstream ha liderado el camino. Pero en el 2020, el crecimiento del ancho de banda upstream ocupó un lugar central ya que el mundo tuvo que trabajar y estudiar desde casa.
Las prioridades de la red están cambiando, ya que todos se vuelven dependientes de su conexión de banda ancha. Ahora es una necesidad y una utilidad. Como aprendimos con cada aumento de ancho de banda ocasionado por la COVID-19, los operadores que estaban mejor preparados para manejarlo eran aquellos que habían realizado una planificación adecuada de la capacidad de la red y se habían actualizado de manera agresiva. Para respaldar el diseño de redes modernas, los operadores no pueden planificar un crecimiento constante; más bien, tienen que prepararse para picos máximos en la demanda por ancho de banda.
Quizás lo más significativo es que el año pasado destacó un nuevo énfasis en el desarrollo del ancho de banda upstream. Antes de la pandemia, el crecimiento anual promedio en el ancho de banda upstream era del 20%. El año pasado se registró un crecimiento del 57% en el consumo máximo de ancho de banda upstream. Durante gran parte de la última década, el crecimiento downstream impulsado por el video ha superado al crecimiento upstream. La relación DS:US alcanzó su punto máximo el año pasado, con un consumo 15 veces superior al del upstream. Hoy, esa brecha se ha cerrado a12:1. Estamos viendo que ese cambio se debe principalmente a las nuevas tendencias en la interactividad de video, como las muchas aplicaciones de videoconferencia.
El análisis de los datos del año pasado puede ayudarnos a proyectar las demandas de capacidad de nuestra red para la próxima década. Al comienzo de la pandemia, vimos un aumento de 10 a 15% en el ancho de banda downstream promedio de los suscriptores, mientras que el aumento upstream estaba en el rango de 25 a 35%. Si factorizamos ese crecimiento escalonado, vemos una tasa de crecimiento anual subyacente en el rango de 20 a 25%. Este crecimiento general, particularmente con el aumento de las tasas de crecimiento upstream, genera importantes actualizaciones de red por parte de los operadores para mantener el ritmo de la demanda.
Durante el año pasado, observamos un interés particular de los principales operadores del mundo en divisiones de nodos, actualizaciones de DOCSIS 3.1 y 4.0, adiciones de canales upstream y downstream, arquitecturas de acceso distribuido y virtualización. No se trata simplemente de parches, sino de inversiones en el futuro de redes digitales más rápidas y robustas. Todos estos son peldaños en nuestra hoja de ruta de Cable 10G. Lo que hemos visto durante la pandemia en varias ocasiones es que el éxito en la planificación de la red no se logra con los próximos 6 meses en mente, sino con los próximos 6 años.
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